Con tan solo 19 años, Tiah-Mai Ayton ya está causando sensación en las filas profesionales — y la noche del viernes en York Hall fue otra prueba de ello. Con una victoria por detención en el cuarto asalto ante la argentina Laura Belén Valdebenito, Ayton mejoró su récord a 3-0, demostrando aplomo, precisión y ese instinto asesino que distingue a las aspirantes de las futuras campeonas. Valdebenito cayó temprano en el segundo asalto, y aunque Ayton se mantuvo serena durante el tercero, cambió de marcha en el cuarto. La detención llegó tras una segunda caída — un golpe que impactó detrás de la oreja — y aunque Valdebenito parecía capaz de continuar, el árbitro decidió detener el combate. ¿Controvertido? Tal vez. Pero Ayton ya había causado el daño.


Seamos sinceros: el desenlace no fue el ideal. Los aficionados desean finales limpios, no intervenciones arbitrales. Sin embargo, el desempeño de Ayton hasta ese momento fue clínico. Su selección de golpes, desplazamiento y sincronización mostraron una madurez que supera su edad. No lanza golpes al azar — estudia a su oponente, prepara trampas y ejecuta con intención. Invicta en 21 combates amateurs, la transición de Ayton al profesionalismo ha sido impecable. Con el respaldo de figuras de élite como Katie Taylor y Skye Nicolson, las expectativas son altísimas — y con razón. Posee fundamentos sólidos, mentalidad ganadora y el carisma necesario para convertirse en una estrella emergente del boxeo femenino. ¿Qué sigue? Pruebas más exigentes, rivales más duros y más atención sobre ella. El techo de Ayton aún es desconocido, pero si continúa evolucionando, podría convertirse en el rostro de la próxima generación. Champinon Info.






