Siempre estuvo ahí. Era una cuestión de tiempo, un formalismo, porque el boxeo no es una cosa fácil de despedir. Ana Romina Güichapani, ex campeona argentina y sudamericana, finalmente no pudo torcerle el brazo a su destino. Y volverá a pelear a los 35 años. La vuelta ya tiene fecha, sede y rival. El próximo 13 de setiembre en el Complejo Deportivo Municipal de “su” Pico Truncado y ante la santafecina Elizabeth “La Feroz” Britos. “En realidad siempre iba al gimnasio y me movía un poco; porque el cuerpo mismo me lo pedía, ya acostumbrado a una rutina de años. Había días que no podía descansar bien, se me adormecían los brazos o las piernas. Y yo sabía que era por la falta de ejercicio”, cuenta la primera campeona amateur y profesional nacida en Santa Cruz. “Veía a mis compañeros preparándose para pelear y sentía por dentro que yo también quería estar en la misma situación”. Ya con su rol de mamá consolidado y con Raúl; padre, entrenador y ladero incansable, decidió –de nuevo- ir por lo que quiere. “Le dije a mi papá “vamos a prepararnos para volver a pelear”. Mi hija Arianna ya está más grande, tiene tres años, así que voy a volver a pelear”.
Güichapani hizo la última en el 2021 cuando perdiera ante la uruguaya Maira Moneo en Pérez, Santa Fé. Antes había experimentado su primera pelea fuera del país, perdiendo en París, Francia con Estelle Yoka Mossely, una categoría por encima de la propia. Tiene 13-2 y vuelve con la convicción de ocupar el lugar de siempre. “Tenía ganas de volver a intentarlo aunque sea un par de peleítas más. Quería volver a hacer lo que me gusta”. Romina asume que “se gana cuando se hace lo que a uno le gusta” y aunque el entrenamiento puede ser un termómetro implacable, la exigencia tiene que ser un “recordatorio” para volver a ser. “Es volver a empezar de cero. Si bien el cuerpo tiene memoria, se empieza a ir al gimnasio con otra mente, ya no a hacer sociales. El tiempo lo dedicas a entrenar porque sabés que la inactividad pasa su factura”.
“Siempre fui –reconoce Güichapani- muy organizada con mis cosas. Así que me organizo con los horarios del trabajo, del jardín de mi nena; los quehaceres de la casa y las compras. Así estoy más tranquila pero igualmente ando a las corridas todo el día”.


Dice no haber seguido el boxeo femenino aunque asume que los nuevos tiempos exigen no solamente talento sino una puesta a punto física diferente. “No todos nacemos estrellados, hay algunos que tenemos que trabajar mucho para que nos ilumine una estrella. Creo que los tiempos cambiaron mucho, los métodos de entrenamiento. Ahora se trabaja mucho lo físico, se tira más cantidad de golpes pero menos certero que antes”. La truncadense espera volver y avanzar con lo que el destino proponga, sin fijarse otros propósitos. “Hasta yo pensé que estaba retirada. Mi familia igual. Cuando le dije a mi papá de volver; me dijo que era mi decisión y que, como siempre, iba a acompañarme. La gente siempre me preguntaba cuándo iba a volver y yo les sonreía y les decía que no sabía. Espero ahora que me vuelvan acompañar como siempre lo hicieron”.
