Mujer, madre y boxeadora. A los treinta y cinco años, le llegó la hora del debut a Silvana Edith Viturro, la “Pantera” de Trelew quien dará su esperado primer paso en el boxeo profesional. Una suerte de “empezar” en un camino que comenzó a recorrer desde la adolescencia; con pausas largas necesarias y una familia detrás, que resulta hoy el apoyo más preciado. “Una noche mirando televisión con mi papá estaba peleando Soledad Matthysse cuando era amateur y le dije a mi papá que quería hacer ese deporte, él me dijo que tenía un conocido y que me iba a llevar”. Todo comenzó a darse en el gimnasio del barrio Oeste donde Raúl Javier Montesino, el “Pelado”, le puso su primer par de guantes. “Era muy flaquita así que estuve entrenando dos años hasta que hice sparring y a los diecisiete años realicé mi primera pelea en Comodoro”.


Silvana confía en alcanzar en el campo rentado, la continuidad que no contó en el plano amateur. Y aún reconociendo la barrera que representa la edad y la posibilidad de una carrera de objetivos rápidos, asume que desde su última pelea, en el mes de agosto, se siente profesional aún sin el sello de su primera pelea.
Viturro nació en Trelew el 23 de octubre de 1989, reside en el barrio Planta de Gas. “Tengo 43 peleas pero fueron 37 las que se registraron oficialmente en la licencia. Pelee bastante en los dos últimos años. Tengo 33 ganadas; 4 perdidas y 6 empates. Entreno en la Escuela Félix Chiquichano y hago la parte física en el gym Decathlon”.


“Estuve mirando un poco su Instagram y unos videos, es una chica alta y también es debutante” dice sobre María Sol Rodríguez, su rival del próximo sábado en el Centro Recreativo de Laprida, provincia de Buenos Aires. “Estoy ansiosa y con muchas ganas que llegue el día. Una siempre quiere ganar y trabajé muy duro para poder traerme la victoria junto a Montesino; Pablo Carmona, el preparador físico Juan Oliva y la nutricionista Angie Ruiz”.


“La carrera es muy corta a ésta edad pero no es imposible. Las cosas no se pudieron dar cuando quisimos realizar la licencia con 21 años pero en ésta etapa me agarra más madura y con la cabeza bien puesta en lo que quiero”.
Mamá de Logan, Tobías, Genaro y Mía siento un orgullo que supera las horas invertidas en el gimnasio. “Después de tener a Tobías seguí peleando; realicé unas cuatro peleas antes de dejar de boxear ya que a mí nene, al año de vida le diagnosticaron autismo. Ahí decidí parar para dedicarme a tiempo completo a sus terapias. Hoy les gusta lo que hace su mamá; me apoyan y me acompañan junto a mi marido”.




