Canelo siempre estuvo ahí. Desde que eligió hacer destino en Argentina y procesó su propia película, con esfuerzo, transpirando, viajando por el mundo y donde fuera necesario. Dos o tres veces ya tuvo ante sí al “colorado más famoso” del boxeo mundial y a su manera, escribe su propio libreto en la habitación de un hotel en Riyadh. Llegó la hora de ponerle el cuerpo a la ilusión y de mostrarse a los ojos del mundo. Su 1,83 meticulosamente moldeado, listo para la guerra ya pasó por la balanza y ahora, queda esperar el momento de la acción sabiendo que todo lo que había que hacer, está hecho bien.

Quién es William Scull ?. Un cubano que adoptó casi todas las costumbres argentinas. Toma mate con asiduidad y en el país del mundo que visite, no falta la yerba y el agua caliente junto a Franquis Aldama, el entrenador y amigo que lo acompañó en el destierro. Se lo reconoce como un excelente asador e inclusive un parrillero fiel, conocedor de la carne argenta con un procedimiento que suele activar dos o tres veces por semana. Y también sigue fiel de la comida cubana tradicional incluyendo arroz con frijoles; yuca, tostones y chicharrones
El “Indomable” no es solamente un ciudadano del mundo sino una personalidad sencilla, forjada casi en el subsuelo y que hoy tiene en sus manos, su propio destino. Hincha de River, tiene un hijo chubutense -Junior- y otro español, Kilian. Y ambos están palpitando la vigilia de la pelea en Arabia Saudita. Y por ser “familiero” y poner a los afectos en primer lugar, es que Scull se repotencia con éste combustible emocional.

La sangra latina le fluye en las venas y por eso lo describen como un eximio bailarín de cualquier género o ritmo, pero en particular del “reparto” una variante del reggaetón y también del grupo “Gente de Zona”. En el tiempo libre, su opción favorita es el celular y en menor medida, la Play Station aunque prioriza los paseos y las salidas en familia. Nunca falta un buen café o alguna mención de River Plate, el club de sus amores. El “Indomable” no solamente confía en sus propias fuerzas sino que refuerza su confianza, en el conocimiento y la capacidad de su rincón. Franklis Aldama, el cubano de los turbantes coloridos, es uno de los mejores en lo suyo y un estratega hábil para encontrar el mejor camino al batacazo.

Ver esta publicación en Instagram
Juntos emprendieron el viaje desde la isla en el 2016; primero a Mendoza y después a Trelew, en la lejana Patagonia. El boxeo nunca fue el trabajo exclusivo ya que debieron golpear puertas y “arremangarse” para subsistir. Las peleas escaseaban pero siempre “Canelo” estuvo dando vueltas en su cabeza como un objetivo a lograr. Después apareció Agon, la promotora alemana que lo terminó de poner en carrera. A los 32 años, invicto con 23 peleas (9 antes del límite) está listo para meterse en el olimpo boxístico. “Es el mejor momento de mi carrera y reconozco que estaré ante una leyenda. No es mi edad, sino el tiempo porque el tiempo de Dios es perfecto” reflexionó el cubano que es casi de acá pero se gana el cariño donde pise.