Palabra de “Carnicero”. A Raúl Andrés Panguilef no se le conocen expresiones grandilocuentes, ni ninguna pirotecnia verbal para “calentar” el ambiente. Nunca le hizo falta golpearse el pecho para despertar el interés y vender entradas. A pocos días de romper un año de inactividad, en Cinco Saltos (Río Negro) el guerrero neuquino se prepara para enfrentar a Facundo Huanque, otro púgil de Neuquén. “Estuve un año parado pero estoy muy bien preparado”, avisó “Pangui”.
“Parece que todos me quieren pelear. Será que se quieren probar?”, plantea ante los desafíos que parecen rodearlo. “Debe ser por el lugar en el que estoy o para sacarse alguna duda. Durante éste tiempo hice un gran trabajo con Nicolás Acuña. Quizás antes nadie esperaba nada de mí, me veían como un “cadáver” y ahora crecí».


«Yo no tengo problemas en pelear con quien sea pero lo que necesito es sumar experiencia y enfrentar a boxeadores que estén por encima de mí nivel porque lo que yo quiero es crecer”. Le dará la oportunidad al “Indio” Huanque, rival fuerte y en ascenso y relativiza el reto formalizado por Yago Mellado. “Ya le gané dos veces y en ambos casos, estuve regalando tres y dos kilos y en la última, tocaron la campana antes de que se cumpla el tiempo cuando estaba sentido. Con Huanque voy a pelear ahora pero quería hacerlo desde hace bastante. Yo soy un fajador, nunca subo a hacerme la estrella sino que subo a pelear”.
“Estoy bien preparado, listo para tirar todos los rounds. Creo que en el quinto debería caerse porque estoy muy fuerte y bien preparado casi tanto en el nivel de mi última pelea con Farías, que considero fue mi mejor combate ya que nos tiramos golpes durante los ocho rounds. El final fue una locura, parecía que estábamos en el primer round”.

“Voy a volver mejor que nunca” cuenta Panguilef que tiene 31 años y promete estabilizarse en la categoría ligero. “Le quiero agradecer a Nico Acuña, a su mamá; a los chicos del gimnasio que siempre me ayudan y a Bruno Godoy” dijo completando una charla a la que pudieron faltarte palabras pero que no sabe de tibiezas. Ni mucho menos, de expresiones genuinas que no tengan convencimiento y no salgan de su boca sin convertirse en un grito de guerra. Fotos Luis Amaolo.
