Pese a ser el “boxeador del pueblo” a Luciano Silva no le gustan los flashes. Prefiere adoptar el silencio y el bajo perfil. Enfocarse en el gimnasio y en su futuro con el deporte que eligió. Escucha y responde con seriedad, jamás levanta el tono ni elude cuestiones. El “Zurdo” es una de las mejores apariciones surgidas en el interior provincial y reconoce tener en Río Mayo todo lo que necesita para entrenar y prepararse.
“En el gimnasio Team Ivanoff tenemos los elementos para trabajar y quizás tengamos que viajar para guantear en cercanías de una pelea. Decidimos venir a Comodoro para hacer spárring con el Team Mamadera. Pude trabajar y me sentí muy bien aunque siempre hay cosas para corregir. Estuve cómodo y me sirvió mucho”, dice sumando un agradecimiento para el entrenador Alfredo Carrizo y para su ex rival, Lautaro Ramallo con quien pudo pulir detalles de combate. “Creo que soy tranquilo y siempre tengo la mente fría. Solamente quiero mostrar mi trabajo en el gimnasio y que mis peleas siempre sean un lindo espectáculo para que la gente disfrute”.


“Soy un amante de la vieja escuela. Los boxeadores que más me gustan son Monzón, Locche, Ringo Bonavena y también “Maravilla” Martínez y el “Chino” Maidana. Creo que ahí está la base de todo y es el lugar desde el que salieron boxeadores buenos”.
Con 18 años (06/01/2006) ya terminó el secundario y por ahora, está enfocado en el boxeo ayudándole a su padre en su trabajo en la construcción. “No pienso hoy en hacerme profesional; quiero sumar peleas y ganar experiencia para cuando más adelante, se dé la oportunidad”. Y a la hora de los desafíos, asume que haber desafiado a Nicolás Quilaleo, un casi profesional que fue “verdugo” de varias promesas de la zona, es un desafío personal. “Yo quise pelear con él porque siento que son las pruebas que necesito. Sé que tiene muchas peleas y que viene de ganarle a varios, pero me parece que estoy preparado y listo” cuenta Luciano quien solamente tiene 8 peleas realizadas manteniéndose invicto. De hecho, su único empate se registró ante el comodorense Ramallo en una pelea difícil de olvidar que se disputó el año pasado en Las Heras, Santa Cruz. “Me costó mucho aparte de que me costó llegar al peso. Él era fuerte como yo, los dos zurdos y veníamos invictos. Fue una pelea muy dura y realmente me costó. Llegué sin comer y debilitado”. Y descartó una segunda versión por la imposibilidad que impone la balanza. “Tenemos distintos pesos, él anda en 69 y yo estoy en 75 y ya no puedo bajar mucho”.

“Tengo disciplina, me gusta entrenar. Soy un chico tranquilo, de perfil bajo, no salgo y estoy siempre en mi casa. En Comodoro me siento local, tengo mi familia acá en el barrio Stella Maris”, cuenta el Zurdo quien en su lista de agradecimientos incluyó a sus padres, su entrenador Paulo Ivanoff y a sus compañeros de gimnasio. “A mi pueblo que me apoya un montón y a “Mechi” que es mi masajista y me ayuda con las contracturas musculares”.
