Un homenaje merecido en el ring tendrá el último gran ídolo boxístico de la ciudad. Héctor David Saldivia, el “Tigre”, no solamente ganó numerosos cinturones, fue campeón argentino y lideró su categoría durante una década sino que se ganó el respeto y la consideración del público en toda la región.
Formado por Robinson Zamora en el gimnasio Municipal Nro. Uno llegó a la cima del deporte que descubrió casi por curiosidad, acompañando a un grupo de amigos observando un entrenamiento en el primer piso del Municipal. Tenía dieciséis años.
Con un pasado fugaz de futbolista en el club General Roca, ubicado a una cuadra de su caso en el barrio Isidro Quiroga. Su debut absoluto, terminó en un empate ante un rival del que no se volvió a tener registro llamado Cristóbal Raúl Mañao. Solamente perdió 2 peleas de 33 realizadas como amateur y debutó como profesional el 23 de abril del 2004 ganándole por puntos a Luis Gaviña en el gimnasio Municipal.


Realizó dos peleas en los Estados Unidos, una en el MGM de Las Vegas; Inglaterra, Montevideo y Francia. Fue campeón argentino welter, Latino OMB y Fedelatin de la Asociación Mundial de Boxeo y también se coronó como campeón nacional superwelter y Latino del Consejo Mundial y mediano de la Federación Internacional de Boxeo (FIB). Hizo la última el 31 de marzo de 2018 perdiendo por nocaut técnico en el noveno round ante el dominicano Henry Polanco y como rentado cerró su exitosa carrera con 46 peleas ganadas, con 35 nocauts y 6 derrotas. Nueve títulos en tres categorías, nunca derrotado en la ciudad y nombres de jerarquía que engrosaron su récord: Sebastián Luján, Raúl Bejarano, Jorge Miranda, Luis “Charal” Rodríguez, Said Ouali, el inglés Kell Brook, el francés Michel Soro, Guido Pitto y Ricardo “Bebo” Villalba entre otros.


Por lo demás, su imagen de deportista cuidado y sano persiste; también el cariño y el afecto de quienes solían verlo correr por las calles de la ciudad y hoy lo saludan en otro plano, como chofer de su camión vinculado con el petróleo.
El “Tigre” que solía demolar rivales en el ring, hoy es el padre de Mía Sol, una artista prodigio que canta y toca el piano y el marido de la “China”, ex profesional quien lo acompañó en todos los procesos inclusive ahora, preparándose para realizar el curso de técnicos que les permita abocarse a la enseñanza, la vocación que los mantiene cerca de lo que aman y que sin querer, los convirtió en familia.
