Aunque el esfuerzo siempre sea el mismo y los golpes se sientan en el cuerpo y en el alma; la humildad, las calles de tierra, las paredes rústicas y el clima áspero es lo que termina moldeando el temperamento. En el barrio INTA hay de todo eso y mucho más, no es el barrio que goce de la mejor fama pero sí es la fragua en la que Diego Sañanco, moldea a sus guerreros, siempre listos para las piñas. En un gimnasio que empezó al amparo del mismo cielo; con sogas delimitando un ring y mucho de imaginación, el ex campeón Mundo Hispano quien llegó a pelear en Rusia y brilló en alguna noche de Luna Park aprendió a enseñar, una virtud de pocos en tiempos de títulos por internet.
Dylan Navarro es una “joyita” en el Guerreros del INTA. El pibe derrocha talento y disciplina; muestra futuro y sobre todo, el orgullo de defender al barrio en el que nació y se crió. Le dicen “El Distinto” y empezó como todos, mirándolo por televisión. “El gimnasio es lo mejor que hay y mucho más, cuando es de abajo, de barrio. Cuando le dije a Diego que quería entrenarme, me recibió muy bien y me dijo que era bienvenido. Yo contento con él, me da una gran mano y me gustaría llegar lejos y que me acompañe”. Ahí en la influencia y la cercanía, esa distancia no escrita entre boxeador y técnico está la llave. “Contento por las cosas que logré. Lo que rescato es todo lo que aprendí; haber peleado bastante y haber conocido lugares importantes. Diego nos llevó a Buenos Aires, me enseñó muchas cosas y hasta me cumplió el sueño de poder conocer la Bombonera”, reconoce Dylan.

A la sombra de los profesionales (los hermanos Exequiel Labat y Franco Williams) se construye un grupo de pibes que ,enguantados, se plantan ante la vida. Suena la cumbia, desfilan las viseras y el ruido de las bolsas inunda el ambiente. “Siento que me espera un camino lindo en el boxeo” dice Navarro, nacido en Trelew el 4 de noviembre del 2003.
De sus 9 peleas se destacan sus triunfos ante Carlos Rayman de Gaiman; Andry Villavicencio, el experimentado Iván Puchi y su más reciente presentación, ante el colombiano David Quinteros en José de San Martín. “Le dieron una perdida frente a Leandro Sáez de Rawson aunque estoy seguro que fue ganador. De hecho, intentamos volver a pelear pero no quieren”, aporta Diego Sañanco.
Dylan Alexander Navarro tiene 19 años. Vive a pocas cuadras de su entrenador y del lugar en el que se entrena. Registra una derrota en 9 peleas. Es vencedor de Carlos Rayman, Iván Puchi; Andry Villavicencio y Franco Meneses, de Río Gallegos. Pelea en 60 kilos pero su carrera se proyecta al profesionalismo a fines del nuevo año quizás en el peso supergallo.

Mostrarse en Capital, sumar peleas y crecer en el guanteo lo formará hacia un destino profesional que podría aguardarle quizás en el 2024. Zurdo, fuerte, hábil y peleador cuando es necesario, Navarro es toda una promesa de esas que asoman de vez en cuando. “Veremos que sale en el 2023. Peleas vamos a sumar con cualquier rival. Hay que fortalecerse física y mentalmente; entrenar mucho más. Yo quiero ser profesional y pelear por un título mundial. Es el sueño que tengo de chiquito y que quiero cumplir”, promete sabiendo que la esencia está ahí, donde las familias laburantes ven como un triunfo llegar a fin de mes. “Agradezco el apoyo de mi familia que siempre me está acompañando, a mis amigos y a mi técnico. También a la gente de Trelew que me brinda lo mejor y me alienta en cada pelea, me da fuerza y me da alegría pelear para ellos”.
